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El Godzilla norcoreano de Kim Jong-il

A mediados de los años 50 nacía Godzilla, todo un ícono y referente popular de la mano del maestro japonés Ishiro Honda. Desde el día su creación se hicieron un sinfín de películas  que dieron lugar al nacimiento del cine kaiju -un género basado en películas de monstruos gigantes- que de la mano de la Toho, la figura y cultura de Godzilla se elevó a la de un referente y mito de la cultura popular.

Siguiendo la estela del éxito que cosecharon los kaijus de la Toho a lo largo de la década de los 50, 60 y 70, surgieron nuevas franquicias que intentaron emular al gigante radiactivo. La productora Daiei fue su principal competidor con su monstruo insignia Gamera. A lo largo del mundo se hicieron varias películas y versiones que intentaron copiar a los kaijus nipones sin demasiado éxito, como “Reptilicus”, la primera película de kaijus danesa.

Su fama se extendió tanto a lo largo del mundo que llegó a oídas del dirigente norcoreano Kim Jong-Il. El dictador norcoreano, cinéfilo reconocido, le atraía y fascinaba la inmensa batería de películas que se hicieron sobre monstruos gigantes en Japón, por lo que buscó la creación de su propio monstruo basado en su extravagante y megalómana idea de la socialismo, naciendo así “Pulgasari”.

Corea se encontraban en guerra cuando se creó la primera versión del monstruo bajo el título de “Bulgasari” en 1962, una primera copia que acabó perdida y olvidada. Se hicieron tres versiones en total sobre el monstruo norcoreano, la primera de ellas la de 1962 y los siguientes remakes: “The Legend Of Galgameth” de 1968 y “Pulgasari” de 1985, la que nos interesa.

Kim Jong-Il buscaba crear una potente industria cinematográfica que se asemejase a la de EEUU o Japón, no concebía que el país nipón tuviese su propio y reconocido monstruo y él no. Se mostró como un ferviente seguidor del trabajo del director surcoreano Sang-ok Shin, secuestrándolo junto a su mujer para que hiciese los remakes “The Legend of Galgameth” y “Pulgasari” y así incentivar la industria norcoreana. Con los años la pareja logró escapar del país pero no sin antes terminar  las películas del kaiju. Se llegó a contratar hasta a Kenpachira Satsuma, el actor que iba dentro del traje original de Godzilla, para que se pusiera ahora en la piel de Pulgasari. Muchos nombres famosos, mucho dinero pero sin una idea clara de lo que hacían.

“Pulgasari” nos cuenta la historia ambientada en la Corea medieval de un pueblo oprimido bajo el yugo de un despiadado y déspota rey, que atormenta y somete a sus hambrientos y desamparados ciudadanos. Una familia se encuentra con una extraña criatura que crece conforme ingiere cualquier tipo de metal, alcanzando así un tamaño considerable. Con este nuevo y poderoso aliado, el pueblo comienza una rebelión contra la tiranía de la monarquía y la nobleza. Pulgasari se presenta como la libertad guiando al pueblo, luchando por los explotados campesinos. Es el kaiju sindicalista y socialista norcoreano, nacido de la idea megalómana del dictador y de su concepción estrambótica del socialismo.

Con los años fue adquiriendo su título de película de culto, convirtiéndose en una de las obras más icónicas de la desconocida industria cinematográfica norcoreana. Fue una película que tardó casi de dos décadas en salir de las fronteras coreanas. En Japón logró su primera visita internacional en un festival donde se le reconocío como obra de culto. Con los años se ha convertido en todo un ícono del cine kaiju internacional, siendo sin lugar a dudas un interesante y más que recomendable visionado ya solo por lo disparatado de la historia y de la situación en la que se originó.

Fuentes: IMDB, El País

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