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Entrevista a Belén Funes: el cine social, sus influencias y proyectos

Belén Funes (Barcelona, 1984) es uno de los nombres a tener en cuenta para el futuro del cine español. Su ópera prima «La hija de un ladrón» le valió el Goya a mejor dirección novel. Hablamos con ella sobre sus cortometrajes, el cine social y sus futuros proyectos, entre otras muchas cosas.

Estudiastes dirección en la ESCAC en Barcelona y guión en la escuela de cine de San Antonio de los Baños en Cuba. ¿Cuál es la experiencia de estudiar cine en otro país como puede ser Cuba?

En primera instancia es una experiencia que yo recomiendo de una forma muy ferviente, sobretodo porque creo que cuando sales de las fronteras de lo que conoces, que en mi caso era la Escuela de Cine de Barcelona, y te metes en otro lugar donde hay otras formas de trabajar y sobretodo donde hay otras formas de pensar, me parece una experiencia por la que tendría que pasar todos los estudiantes de cine de alguna forma. A mí me sirvió mucho, cuando yo llegué a Cuba todavía estaba a mitad del bloqueo, era una Cuba que había existido durante muchos años y que de alguna forma iba a dejar de existir en los próximos años, porque se iba a abrir con la entrada del hermano de Fidel Castro al poder… pero todavía tuve la oportunidad de ver una Cuba bloqueada ¿no? Fue interesante porque cuando yo llegue a la escuela me di cuenta de que era una escuela que sus fuertes no iban a ser los medios, si no que su fuerte iba a ser la palabra, los profesores, lo que te iban a explicar… Para mí fue una experiencia súper enriquecedora  y sobretodo creo que es una experiencia que te permite darte cuenta que hay gente que hace las cosas distintas de cómo tu las haces o incluso de cómo tu método de enseñamiento previo las hacía. Entonces… nada muy bien, a mi me encantó y aprendí mucho.

Pasando a tus cortometrajes, ¿qué aprendiste de los dos cortometrajes que hicistes antes de “La hija de un ladrón” para aplicarlo luego a la película?

Pues antes de “La hija de un ladrón” yo hice dos cortometrajes, uno es “Sara a la fuga” y el otro es “La inútil”, la paradoja, bueno la cosa curiosa que existe entre los dos cortos, es que son dos cortos muy distintos yo creo, formalmente incluso yo creo que son dos cortos muy diferentes. No se te decir bien bien, qué es lo que aprendí para aplicarlo a la película. Lo que sí te puedo decir es como los utilicé. Yo utilizaba los cortometrajes como una especie de bancos de prueba, o sea que creo que aparte también es un poco el sentido del corto ¿no? El sentido del cortometraje para acertar el tiro si o si me parece que va un poco en contra de la naturaleza de las películas cortas. Entonces, yo o utilizaba como un banco de pruebas para probar cosas que más tarde quería poner en funcionamiento en la película y que quería ver que tal iban a ser. Entonces por ejemplo mi primer cortometraje es una exploración acerca de un personaje muy parecido al personaje de mi primera película, pero sí que es cierto que lo que yo hice durante todo este rodaje del corto fue hacer un experimento con la cámara, qué pasaba cuando no todo sucede forma frontal delante de la cámara, que me parece que es algo en lo que yo todavía sigo pensando después de hacer la película… pero sí que intenté aproximarme a los personajes desde un lugar el cual no fuera siempre la frontalidad, y qué sucedía cuando no se aproxima a los personajes así. Entonces en ese sentido, esto sí que es una de las cosas que probé.

Y yo lo que intento en mis dos cortos básicamente es hacer una prueba sobre qué sucede cuando las cosas no se dicen si no que las cosas si no que las cosas se ponen en escena y se le deja al espectador el espacio para que interprete lo que está pasando, pero sobre todo para que elija él como se quiere sentir, porque también es el cine que me interesa. Entonces en estos dos primeros cortos yo lo que intenté es investigar acerca de eso. No sé qué es lo que aprendí, pero no me parece lo más importante lo que uno aprenda, si no que cosas te van surgiendo por el camino ¿No?

Si pero como banco de prueba, bueno te funcionó bastante bien, porque los cortos tuvieron bastante reconocimiento en festivales

Sí, porque fui una persona con suerte me imagino (risas) y funcionaron bastante bien. Tuvieron un reconocimiento. Me sirvieron para empezar. A mí el mundo del cortometraje es que me flipa, de hecho, me hicieron una entrevista hace poco y lo decía, que yo he ido a festivales de cortometrajes con propuestas mil millones de veces más interesantes que festivales de largos. El mundo de los cortometrajes es fantástico. Yo soy fan, de hecho, me gustaría volver al corto en algún momento. Tuvieron el reconocimiento, no sé si mucho o poco, pero sí que me pusieron en el universo de la gente que iba a intentar hacer una primera peli.

Tus dos primeros cortometrajes fueron producidos por Miss Wasabi, la productora de Isabel Coixet, ¿cómo es trabajar con Isabel?

Yo a Isabel la conocía de antes porque yo era la script de sus películas. Antes de empezar a dirigir tengo una trayectoria previa como auxiliar de dirección y script en más de 20 producciones, entonces, yo a ella la conocía haciéndole de script, y hubo un momento en el que una buena amiga mía que trabajaba con ella le comentó a Isabel que queríamos sacar mi primer corto adelante y ella lo vió muy bien, en plan, si todo esto puede servir para que haya una mujer haciendo el cine que quiere hacer me parece fantástico y la verdad es que mucha libertad por parte de ella, en ese sentido, intentando ayudar en lo que se le ha pedido pero de una forma muy libre.

Este proyecto de La hija de un ladrón lo pudiste realizar gracias a presentarlo en Abycine (Festival Internacional de Cine de Albacete). ¿Cómo explicarías este tipo de eventos, work in progress, para alguien que no esté familiarizado con ello?

Todos los laboratorios, no solo los work in progress de los festivales, sino todos los laboratorios de talento y de guión de todo el mundo, que son un universo en sí mismo, es un lugar interesante al que asistir, porque cuando tú estás escribiendo una película solo lo sabes tú que la película existe. Tú, tu otro guionista y tu productor, pero no hay nadie más que sepa que estás escribiendo esta película. Lo que intentan hacer estos work in progress y labs es poner todo esto en la esfera de lo que ya es público. Que deje de ser un secreto y se convierta en una realidad, que tú estás escribiendo una película y que quieres hacerla. En el mundo de los labs mucha gente te da su opinión acerca de lo que piensa de tu película. Es importante que sepamos ponderar las opiniones, que no todo lo que alguien te diga en un lab deba ir en tu guion, porque seguramente, más de lo que has pensado tú en tu película no ha pensado nadie más. Entonces es bueno que sepamos hacer el caso que corresponde a lo que la gente nos dice en los laboratorios. Son lugares muy buenos para encuentros con profesionales, de sinergias parecidas… En mi caso, que estuve en bastantes lugares de estos, que tuve la suerte de poder asistir al Festival de Cine de Toronto dentro del laboratorio de talentos. Para mí pasaron cosas increíbles en Toronto.  La película “La hija de un ladrón”, sin lo que pasó en Toronto, no se hubiese hecho igual.

“La hija de un ladrón” está protagonizada por Eduard y Greta Fernández, ¿es una ventaja contar con padre e hija en la vida real para interpretar un papel de padre e hija en la ficción?

No es por obligación ninguna ventaja. A mí lo que me parece interesante de que Greta y Eduard sean padre e hija, a parte de que sean Eduard Fernández y Greta Fernández, que, en el caso de Eduard no necesita presentación, es uno de los mejores actores de este país, y en el caso de Greta Fernández, creo que ha quedado demostrado que puede ser actriz (risas) como mínimo. Son muy buenos actores los dos. A mí lo que me gustaba era que le daban a la película algo muy genuino, que es que se parecen. Es una cosa que parece muy sencilla, pero es muy complicado. Cuando vemos una película y nos cuentan que esa gente son familia lo asumimos porque no queda más opción que asumirlo, pero no siempre es fácil romper esta ilusión de que esta gente está interpretando un papel. En el caso de Eduard y Greta el hecho de que fueran físicamente tan parecidos para mí le confiere algo a la peli muy especial, y sobre todo hace posible que existan determinadas frases, como cuando ella dice que lo lleva en la cara. Esta frase si no hubieran sido Eduard y Greta no la hubiésemos puesto en el guion. Pero al nivel de dirigir a unos actores es como si fueran dos actores que no se conocen.

De ese realismo por el que destaca la película, ¿tiene que ver con una tradición de cine social español, como era antaño el cine quinqui, y con una tradición europea de cine social como el de los hermanos Dardenne?

Creo que es una comparación muy obvia en ese sentido. A mí me gusta mucho el cine de los hermanos Dardenne, no solamente me gusta el cine que hacen, también me gusta lo que cuentan. Me parece que muchas de las cosas que yo pienso del mundo y de lo que me rodea tiene mucho que ver con haber visto sus películas previamente, porque de alguna forma me he sentido configurada por ellas. Entonces, uno de los grandes referentes de la peli era “Rosetta” de los hermanos Dardenne, también me gusta mucho el cine de Ken Loach y de Andrea Arnold, que es una cineasta inglesa, y estoy muy interesada en el cine quinqui español, me gusta mucho Eloy de la Iglesia, “Deprisa, deprisa” de Carlos Saura es una de mis películas favoritas. Bueno, todo el cine de Carlos Saura en general me gusta, pero “Deprisa, deprisa” creo que es una película de otro planeta. Sobre todo me gusta esa función que le dieron al cine en un momento determinado, que supongo que poco a poco se ha ido perdiendo porque poco a poco se dieron cuenta de que no vende tanto. Pero me gusta “Días contados” de Uribe, “Historias del Kronen” de Montxo Armendáriz, me gusta “27 horas” de Montxo Armendáriz, una película sobre la heroína, bastante excepcional. Me gusta «Barrio» de Fernando León de Aranoa… Creo que todo este cine español, que era como una crónica del lugar y el tiempo que nos había tocado vivir y cuál era la situación de España en ese momento se ha ido barriendo, porque esto ya no vende tanto. La gente quiere evasión, te dicen que la gente quiere pensar en otra cosa, que es dar por sentado que nosotros sabemos lo que la gente quiere, cuando qué sabemos nosotros. Pero sí que es un cine que ojalá podamos recuperar, que ahí está “La hija de un ladrón”, que pretende ser un homenaje a estas pelis, pero también hay cine que para mí sigue siendo social, “Viaje al cuarto de una madre” de Celia Rico, a parte de parecerme una película excepcional me parece puro cine social. 

En una entrevista mencionabas los casos concretos de Tarantino y James Gray como cineastas que admirabas, dándole un grado autoral, ¿estos directores tienen un encaje en la forma en la que haces tú una película?

A mí me parecen inspiradores. Por ejemplo, lo que me gusta de James Gray es que es un cineasta que domina la puesta en escena de una forma en la que es muy difícil dominar. Entonces, yo me fijo mucho en él en esto; cómo mueve a los personajes, cómo pone la cámara, qué tipo de ópticas utiliza, porque su forma de ver el mundo tiene un punto naturalista que me gusta, pero a la vez también hay una estilización. Me parece interesante lo que hace con la puesta en escena, y luego me parece muy interesante lo que hace con los actores. Yo también intento que el espectro de las cosas que veo no sea únicamente el espectro de las cosas que me tienen que gustar de cajón. Intento entender qué hacen los buenos cineastas más allá de las fronteras de lo que hago yo mismo. Hubo una época en la que había un cine intermedio, hecho por grandes autores, pero que conectaba de una forma muy mainstream con el público, Scorsese, Coppola, Kubrick (bueno, Kubrick no tanto quizás), Schrader o Sidney Lumet, no había ninguna mujer (risas). Lo que me gusta de este tipo de cine es que tienen una marca autoral muy definida pero que conseguían de alguna forma encontrar cabos con el público.

Justo ahora me acabo de acordar de Ida Lupino, que es un ejemplo de que se podía haber hecho las cosas diferentes.

Sí, pero bueno, es difícil encontrar nombres de mujeres en cualquier caso. Yo doy clases de cine y me marco como meta que haya la mitad de ejemplos de películas dirigidas por una mujer, y me cuesta.

¿Qué supone para una directora novel ganar un Goya?

Supone, de entrada, mucha felicidad. No solo para mí, sino para todo el equipo, porque las películas que yo hago o el cine que yo hago es un cine muy pequeño, que se saca adelante porque hay mucha gente que se empeña en que salga adelante. No sale adelante porque tengamos unas cantidades ingentes de dinero y podamos comprar todo. Al final sale adelante porque hay mucha gente, que son mis amigos a parte, porque yo intento rodar las películas con mis amigos, y todos se alegraron muchísimo cuando pasó lo del Goya. Es un reconocimiento, para mí, pero también para ellos. Y ahora, después de haberlo ganado, los premios son esto. Me lo dijo una actriz: “Los premios son como una caricia”, que mientras te la están haciendo es muy guay, pero cuando se acaba, se acaba. El uso que yo le quiero dar al premio es que facilite un poco el hecho de hacer una segunda película.

En tu bio de twitter tienes puesto: “Mi primera peli se llama La hija de un ladrón, pero quiero hacer más”. ¿Cómo lo llevas?

Pues mira, hoy he tenido una reunión (risas) y ahí estamos. Empezando a pensar, imaginando cómo va a ser la siguiente peli que hagamos, pero nosotros hacemos un trabajo de mucho tiempo que es de pensar solamente, y luego ya nos ponemos a escribir, pero la idea es hacerla.

Un recomendación de algo que hayas visto estos últimos días

El otro día vi “The Vast of Night”, una película de Andrew Patterson estrenada en Amazon Prime que había levantando mucho polvo en Twitter. Es impresionante lo que se puede hacer con muy poco. Para mí es un ejemplo de lo que se podría hacer con muy poco. Es una película muy interesante acerca de lo lo largo que es el camino que tiene que hacer uno para creer en algo. Es bellísima, me encantó. Y el otro día pude ver “Nuestra hermana pequeña” de Koreeda, que está en Filmin y que también la recomendaría. Es una película preciosa.

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