Tras un repunte significativo de casos positivos por COVID-19, la Generalitat de Catalunya anunció que las zonas de Barcelona, el Segrià y la comarca de la Noguera seguirán los pasos de L’Hospitalet de Llobregat en un retroceso del estado de confinamiento, pidiendo que la gente se quede en su casa y ordenando el cierre de piscinas, gimnasios, teatros o cines.
La polémica había comenzado, ya que importantes rostros del audiovisual catalán vieron en esta medida una doble vara de medir frente a la pasividad de las medidas en los bares o la llegada del turismo internacional a la ciudad de Barcelona.
Leticia Dolera o el actor Jordi Sánchez han sido de los más proactivos en redes, dejando latente su disconformidad con la cultura.
La directora Belén Funes o José Antonio Bayona son otros de los que se han sumado a las críticas, en el caso de la realizadora barcelonesa focalizándolo en el conflicto de intereses turísticos. Bayona, por su parte, se decantó por enviar su apoyo al sector de la exhibición y del teatro, calificando su postura ante esta decisión del Govern como de “evidente incomprensión”.
Esta decisión pone a las salas de cine en una situación delicada que ya estaba agravada por la crisis sanitaria del COVID-19. Recientemente, los cines Méliès, dedicados al cine de autor, tuvieron que cerrar sus puertas tras 24 años de actividad en la ciudad condal.
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