No hay una película similar a Un efecto óptico. El director madrileño Juan Cavestany nos presenta un producto raro. Una historia que aparentemente no goza de la virtud de lo inesperado, es decir, un sieso matrimonio de Burgos va de viaje a Nueva York nos suena a historia costumbrista, a comedia de cartel azul y amarillo. Sin embargo, una vez allí todo empieza a ser desconcertante.
Carmen Machi y Pepón Nieto encarnan a unos cónyuges que se verán envueltos en un Nueva York en el que los turistas van a lo mismo de siempre, aunque el siempre en esta película nunca significa lo mismo. Se nota la empatía hacia estas dos almas en pena. Las disquisiciones terrenales de ella y la mirada de ojitos arqueados de él hacen que nos compadezcamos de los delirios espacio-temporales que están sufriendo.
Es una película muy inteligente también desde el punto de vista de sus limitaciones, con un diseño de producción muy artesano, de enorme laboriosidad con la cantidad de vídeos de archivo y demás material difícil de encajar.
La primera película distribuida en cines por Filmin ha sido definida por su creador como si Paco Martínez Soria aterrizara en La dimensión desconocida, y hay algo en esta película que tiene que ver con la ciencia-ficción más perturbadora. Algo que tiene que ver con los miedos, la repetición y lo furtivo. También con Carmen Machi comiendo mortadela, de la que obtiene un placer casi erótico, y con las escaleras del baile del Joker (2019) de Todd Phillips, en las que Carmen y Pepón escapan de un misterioso asesino.
Estreno en cines: 26 de marzo.