A raíz de la entrevista con Miguel Maldonado me entraron ganas de volver a ver Muertos de risa (1999), película que por motivos académicos habré visto un buen puñado de veces en los últimos meses.
El tándem de la Iglesia – Guerricaechevarría nos regaló una joya mejor que Joker (2019), con la similitud de que en ambas nos encontramos con el último show, en la de Todd Phillips con una capita de masculinidad edgy, y en la de Álex de la Iglesia con brochazos de comedia castiza sobre un drama enorme.
Toda la película es un racconto, un término italiano para definir las narraciones que se cuentan con una retrospectiva del pasado. Forrest Gump (1994), Titanic (1997) o Eduardo Manostijeras (1990). Aquí se abre con ese último show en el que Nino y Bruno, un dúo cómico que se lleva a matar, se mata. Claro, se veía venir, y nos lo cuenta su manager, un gran Álex Angulo.
Una historia de odio interno en un dúo cómico que tiene muchísimo de imaginario popular y de época. Los legionarios borrachos que revientan la discoteca del pueblo y se van pegando tiros al aire. Los últimos coletazos del franquismo. La televisión de los 70. Los especiales de Nochevieja. El 23F tomando la tele. Barcelona 92.
Es una película que solo podría ser española, no se entendería fuera de este contexto. A mí me parece una obra maestra del cine español. Brillante de principio a fin. La primera vez que la vi fue como sentir un tortazo, y las sucesivas veces que he vuelto a la película me siguen dando la misma sensación.
La puedes ver en Prime Video.
Esto del humor no tiene ni puta gracia
Tino, interpretado por Eduardo Gómez.
Xplocine 